Si te paras a observar vivimos en detalles. Creemos que la vida se basa en decisiones, aprendizaje y conocimiento pero si miramos la estructura más básica de la complejidad humana encontramos los detalles.
Utilizaré el día de hoy para argumentar mi teoría:
Hoy, me he levantado como cada día de los 365 días que se resumen en un año. El despertador de un color grisáceo ha interrumpido mi profundo silencio. Eran las 6:30 de la mañana, momento ideal porque aunque tu silencio ha sido perturbado la ciudad sigue callada; esto me ayuda a poder ejercitar mi cuerpo y mi mente alternadamente, según el día. A diferencia de lo que ya se podría denominar costumbre, hoy, el despertador se encontraba escasos centímetros más alejado de lo habitual. Ha sido este detalle el cual me ha hecho incorporarme más y como bien se explica en la ley de acción-reacción he caído luego con más fuerza a la que mi cuerpo aun despertándose no está acostumbrado y por tanto he reducido a la mitad mi sesión de ejercicio.
Hoy, a media mañana, sobre las 11:00, he bajado al bar de la esquina, el ya común bar del centro de Barcelona con un interior modernista y una terraza mediana. La joven camarera, una universitaria que está estudiando magisterio en la Universidad de Barcelona, trabaja todas las mañanas para poderse pagar el grado. Por tanto, ya somos conocidos, y sin variar la tradición, como cada día de trabajo, me ha servido mi café. En la penúltima mesa contando desde la derecha dando la espalda a la puerta de la entrada. Pero a diferencia de cada día, esa misma noche ha sucedido el detalle de la avería del limpia platos, atrasando así el horario establecido de limpieza de la vajilla. Resultando que tras traerme la misma taza que siempre con el "solo largo" recién hecho, con el toque dulce de las dos medias cucharadas de azúcar moreno. No he sentido esa sensación de contraste de frío-calor que percibo siempre entre el frío de la taza que ha estado expuesta toda la noche a las leves corrientes que se deslizan por el interior del bar y el calor del café recién hecho por la joven que pelea por poder tener el futuro deseado.
Con estos dos ejemplos doy argumentos para demostrar que "La vida se balancea por detalles"
Utilizaré el día de hoy para argumentar mi teoría:
Hoy, me he levantado como cada día de los 365 días que se resumen en un año. El despertador de un color grisáceo ha interrumpido mi profundo silencio. Eran las 6:30 de la mañana, momento ideal porque aunque tu silencio ha sido perturbado la ciudad sigue callada; esto me ayuda a poder ejercitar mi cuerpo y mi mente alternadamente, según el día. A diferencia de lo que ya se podría denominar costumbre, hoy, el despertador se encontraba escasos centímetros más alejado de lo habitual. Ha sido este detalle el cual me ha hecho incorporarme más y como bien se explica en la ley de acción-reacción he caído luego con más fuerza a la que mi cuerpo aun despertándose no está acostumbrado y por tanto he reducido a la mitad mi sesión de ejercicio.
Hoy, a media mañana, sobre las 11:00, he bajado al bar de la esquina, el ya común bar del centro de Barcelona con un interior modernista y una terraza mediana. La joven camarera, una universitaria que está estudiando magisterio en la Universidad de Barcelona, trabaja todas las mañanas para poderse pagar el grado. Por tanto, ya somos conocidos, y sin variar la tradición, como cada día de trabajo, me ha servido mi café. En la penúltima mesa contando desde la derecha dando la espalda a la puerta de la entrada. Pero a diferencia de cada día, esa misma noche ha sucedido el detalle de la avería del limpia platos, atrasando así el horario establecido de limpieza de la vajilla. Resultando que tras traerme la misma taza que siempre con el "solo largo" recién hecho, con el toque dulce de las dos medias cucharadas de azúcar moreno. No he sentido esa sensación de contraste de frío-calor que percibo siempre entre el frío de la taza que ha estado expuesta toda la noche a las leves corrientes que se deslizan por el interior del bar y el calor del café recién hecho por la joven que pelea por poder tener el futuro deseado.
Con estos dos ejemplos doy argumentos para demostrar que "La vida se balancea por detalles"
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