Tras unas lluvias donde los dos en el mismo paraguas nos cubríamos de aquellas gotas frías, acompañadas de un viento desvergonzado. Tras esos días, que se deben resumirse con un adjetivo de los más simples y es perfecto. Nos encontramos ante un charco, aparentemente sus dimensiones físicas eran grandes pero puede que nuestra inocente mente o nuestra despreocupada alma no nos hiciera ver dónde nos encontrábamos...
Lo siguiente que recuerdo, al abrir los ojos, como si de un sueño se tratara... Al otro lado te encontrabas. Yo pensé que por que curiosearas un tiempo por ahí no iba a pasar nada pero, por desgracia, me encuentro a días vacío, a días solo y a días con demasiadas palabras y sin un oyente de estas. Suena ridículo. Suena a la misma película de los años 50 cuando cruzar el charco era parte de la semana. Pero no, se que no es así, porque ahora solo pienso en volver a estar en sandalias en una hamaca, a las doce de una noche que la luna y las estrellas iluminen sin deslumbrar pero te dan esa paz comparable a en invierno tras un largo camino llegas a tu casa y te tomas ese primer sorbo del chocolate recién hecho. Y entonces tú me perturbarás llamando a la puerta y...
"Hola, te he echado de menos, he decidido que me debía despedir antes de irme para no volver"
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