Una gota, otra, otra,
otra, otra y después otra…
Todas de agua, todas
cristalinas,
algunas reflejan los
edificios, otras reflejan los árboles
y después, otras
reflejan sus hojas ya verdes gracias a la primavera…
Lágrimas constantes,
penetrantes y hasta malsonantes…
Un paso, otro, otro,
otro y después otro…
Todos temblorosos y
con miedo,
Algunos se
desequilibran, otros se resbalan
Y después, otros
tienen que parar por miedo a no saber…
Pasos constantes,
monótonos y hasta inconscientes…
Finalmente, me siento
en una esquina,
Iluminado por la farola
me siento acogido.
Dejo que mi vista se
pierda en el horizonte,
no me paro a observar
ninguna figura,
ninguna silueta ni la oscuridad
por la noche me detiene,
mis ojos buscan un
sitio donde esconderse,
un pequeña cueva en
la que encontrar cobijo
Donde poder escupir
todas las lágrimas…